viernes, 19 de abril de 2013

Antología «Amentia»

Locos, dementes, asesinos, sociópatas, verdugos, homicidas, perturbados… Muchos son nuestros nombres, pero por uno solo respondemos: ESCRITORES

¡Hola, utópicos! 

No os asustéis, aún no, que todavía algo de cordura me queda. Pero es que hoy os quiero hablar de de algo muy especial: la antología Amentia. Se trata de una recopilación de relatos cortos donde el miedo, la locura y la muerte es el nexo común que ha unido a muchos escritores de diferentes nacionalidades. Y donde (todo hay que decirlo) podréis encontrar dos relatos míos: Tiempo y El código Dewey


Bajo la atenta mirada de sus “padres” y organizadores, Misha Baker y Marcos Llemes, esta antología ya es una realidad, una que está arrasando en Wattpad, pues en muy pocos días se ha colocado en el primer puesto de la categoría de horror
En el siguiente link que pertenece al Wattpad de Misha podréis encontrar los relatos: http://www.wattpad.com/story/4919048-antolog%C3%ADa-amentia


Cada día se subirán más relatos hasta completar los 20 seleccionados y los de sus “padres”, pero debido al aluvión de relatos recibidos, se incluirán 3 relatos más que serán elegidos por votación de los lectores. Misha avisará cuáles son estos relatos conforme los vaya subiendo a su Wattpad. Por eso tenéis que entrar cada día, leer las historias y votar. 
Eso sí, si entráis en Amentia será bajo vuestra responsabilidad, pues os adentraréis en un mundo nuevo de donde ya no es posible salir… ¿Estás preparado? 

Pero, dramatismos aparte, eso no es todo, habrá una segunda versión de Amentia, que será editada en ebook y de descarga gratuita, y que contará con las impresionantes ilustraciones de uno de sus “padres”, Marcos, quien también ha diseñado la portada. ¿A qué es extraordinaria? 

Por supuesto, esta antología también tiene una “madre”, y la nuestra es Julieta P. Carrizo, quien se está encargando de crear la página web, la página de Facebook y demás redes sociales para dar a conocer Amentia. Pronto estarán listas y podréis encontrar allí no solo los relatos, sino información de los autores, ilustraciones, etc. Os voy a dejar una captura de la web para que veáis cómo será… Espero que Julieta no me mate por ello :P 


Por último, quiera utilizar este espacio para decir que Amentia es mucho más que una antología, gracias a ella he tenido el placer de conocer a increíbles escritores y maravillosas personas, y lo más importante, de forjar amistades y pasar ratos muy divertidos e inolvidables. 

Qué tengáis un gran fin de semana. ¡Hasta pronto!

lunes, 15 de abril de 2013

9º Lunes de Ortografía: Préstamos y Adaptaciones


¡Hola a todos! Como ya sabéis, la semana pasada vimos algunas novedades ortográficas respecto a los préstamos lingüísticos (extranjerismos y latinismos) tras la publicación de la nueva Ortografía de la lengua española (2010). Este lunes vamos a seguir repasando qué recomienda la RAE respecto a los préstamos y en los distintos casos de adaptación de grafías ajenas al sistema ortográfico español. ¡Tomad papel y lápiz! ;)
 
C y Qu: en palabras que son préstamos, es decir, que proceden de otras lenguas, se prefiere la forma adaptada al español con “c” y “qu” cuando es mayoritaria en el uso (caqui/kaki, cuáquero/cuákero, polca/polka, queroseno/keroseno, quiosco/kiosco, telequinesia/telekinesia, valquiria/valkiria, Tanganica/Tanganika, Turquestán/Turkestán).

G y J: en los préstamos en los que la “g” y la “j” tienen un sonido parecido al de “y”, se recomienda adaptar o bien pronunciación o la escritura, es decir, debemos atenernos a nuestra elección y pronunciarlo en lenguaje oral tal como lo escribimos; esto es, con sonido “j” o “y” (banjo/banyo,  junior/yúnior,  mánager/mánayer,  jacuzzi/yacusi).

H: En aquellas palabras que se pueden escribir con o sin hache, se prefiere siempre la forma sin hache (armonía/harmonía, arpa/harpa, arpillera/harpillera, ológrafo/hológrafo). También en palabras donde la posible hache sea intercalada (boardilla/bohardilla, baraúnda/barahúnda, desarrapado/desharrapado, sabiondo/sabihondo) y en las interjecciones ala/hala,  ale/hale y uy/huy.

Por otra parte, los extranjerismos con “h” aspirada se adaptan al español con “j” (highball > jaibol;  hippy > jipi;  swahili > suajili).

I: Los hipocorísticos, es decir, los diminutivos o forma familiar de un nombre propio, se escriben con “i” (Mari, Patri, Toni, Dani).

K: La “k” se consideraba una letra extranjerizante y se sustituía por “c” o “qu” (diskette > disquete). En la actualidad, la “k” ya está más que integrada en el abecedario español, por lo que en préstamos se prefiere conservar la “k” en las palabras que se usan mayoritariamente con ella (alaskeño, bikini, euskera, harakiri, kamikaze, kimono, kurdo, karaoke, moka, musaka, póker, Alaska, Marrakech, Pakistán).

M: En español se prescribe la escritura de “m” delante de “p” y “b”, norma que debe mantenerse al adaptar los extranjerismos (Brandenburg > Brandemburgo;  Canberra > Camberra).

W: Durante mucho tiempo los extranjerismo que contienen la “w” han solido adaptarse al español (sweater > suéter); sin embargo, ahora se prefiere conservar la “w” en las palabras en las que su uso está asentado; es por ello que no se escriben en cursiva (kiwi, waterpolo, sándwich, web, wéstern, taiwanés, kuwaití).

Y: En nombres propios de ortografía arcaizante donde tiene el valor de la vocal “i”, se acentúa la “y” si le corresponde por las normas generales (Ýñigo, Aýna).

En el caso de préstamos con “y” medial, es decir, cuando esta se halla en el interior de la palabra, la “y” debe pasar a “i” cuando tiene ese valor vocálico (lycra > licra;  geyser  > géiser;  aymara > aimara).

Z: En español el fonema /z/ se representa ante “e” e “i” con la letra “c” (bozzeto > boceto;  mercanzia > mercancía;  pinzell > pincel). Hay préstamos en los que se mantiene la secuencia “ze” o “zi” etimológica (nazi, razia, zen, zepelín, zíper). En algunos casos coexisten ambas formas (ácimo/ázimo, cigoto/zigoto, cinc/zinc, cíngaro/zíngaro).

En cuanto a los dígrafos (signo ortográfico compuesto por dos letras para representar un fonema):

ck y cq: No pertenecen al sistema gráfico español, por lo que deben sustituirse por “c”, “qu” o “k” (acquarella > acuarela;  becquerel > bequerel;  Nicki > niqui;  nubuck > nobuk).

mph o mf: Todos los extranjerismos que contienen estas secuencias gráficas se adaptan al español con –nf (amphetamine > anfetamina;  comfort > confort).

ng final: En las palabras terminadas en “ng” se recomienda suprimir la “g” final (cáterin, mitin, campin, castin, campin, esmoquin, márquetin, pirsin, parquin).

ps inicial: En las palabras que empiezan por “ps”, el uso culto sigue prefiriendo la grafía con ps- inicial, aunque en todos los casos se admiten las formas que empiezan sólo por s- (sicología, sicosis, siquiatra, seudónimo, soriasis).

s líquida: La “s” inicial seguida de consonante (la conocida como ese líquida) es ajena a las pautas silábicas del español y debe adaptarse anteponiendo la “e” (spaghetti > espagueti;  standard > estándard;  store > estor).

sh: Los extranjerismos que incluyen este dígrafo se consideran extranjerismos crudos y deben escribirse en cursiva (flash, geisha, show, sushi). En caso de adaptarlos al español, se debe sustituir por “ch” o “s” (shoot > chute;  hashish > hachís;  ashkenazi > askenazi o askenazí).

y final tras vocal: En el caso de préstamos que terminan en “y” final tras una vocal, se prefiere –ay, -ey, -oy, -uy (carey, convoy, yóquey, gay, tepuy, guirigay, jagüey, jersey), aunque hay excepciones en préstamos donde se escribe con –ai, -ei, -oi, -ui (agnusdéi, saharaui). Cuando ambas formas son válidas, se prefiere la mayoritaria en su uso (bonsái, paipái, samurái, tipoy). El plural de estas palabras terminadas en “y” tras vocal cambian a “i” al formar el plural (gais, yóqueis, jerséis, samuráis).

y final tras consonante: Al adaptarse extranjerismos que terminan en “y” final tras consonante, deben transformarse en “i” pues esta secuencia no es propia del español (bodi, poni, curri, ferri, panti, rali, sexi).

Dos consonantes iguales: Cuando en los préstamos coinciden dos consonantes iguales consecutivas, se adaptan al español reduciéndolas a una sola (addenda > adenda;  broccoli > brócoli;  chauffeur > chofer o chófer;  baseball > béisbol;  drill > dril). Las palabras “pizza” y “jazz” son extranjerismos crudos y se escriben en español con su grafía y pronunciación originarias y en cursiva.

jueves, 11 de abril de 2013

Relato «El Último Sorteo»

¡Hola utópic@s! 

Hoy quiero compartir con vosotros un nuevo relato, un pequeño homenaje a una compañera del inframundo literario, Rhodea Blason, que con tanta paciencia y sufrimiento ha esperado y desesperado por conocer ciertas noticias, y aunque estas no llegaron, ella nunca perdió la sonrisa. 
Espero que os guste y disfrutéis con la lectura :D


     Rose se movía nerviosa en el asiento, cruzaba las piernas y las descruzaba, sus manos no paraban quietas, frotándose entre sí o jugueteando con los hilos que podía sacar del tapizado de la silla. Estaba nerviosa, eso era indudable, y no era para menos, hacía ya tres meses que diariamente asistía a las reuniones de aquel grupo, noventa días exactos, y todavía su nombre no había salido elegido en ninguna de las ocasiones. 
     La primera vez que asistió lo hizo para acompañar a una amiga, un favor personal, simplemente iba como espectadora, no obstante, las reglas de ese singular club exigían que participase todo aquel que se encontrara en la sala y aceptase las reglas rigurosamente. Esa exigencia le hizo dudar sobre si marcharse o quedarse y participar, pero los argumentos de su amiga la convencieron. Así pues, escribió su nombre en un trozo de papel y, tras doblarlo, lo introdujo en la caja de oscuras caras tintadas, después se sentó entre los asistentes y esperó tranquilamente a que comenzara el sorteo. 
     Sin embargo, la espera no resultó tan serena como ella esperaba, cuando quiso darse cuenta estaba impaciente, mordiéndose las uñas mientras observaba y analizaba a todos los presentes, intentando imaginar qué les habría llevado allí y cómo serían sus vidas para aceptar el pacto. Dos nombres saldrían de aquella caja, cada uno cumpliría una función, pero ambos pertenecerían a dos vidas que cambiarían para siempre a partir de aquel momento. 
     Esa fue la primera vez, desde entonces había asistido religiosamente a cada sorteo, ya no le importaba cuál de los dos roles tendría que desempeñar si salía elegida, solo quería que su nombre fuera uno de los seleccionados. Pero después de noventa días aquello nunca había sucedido. 
     Con cada sorteo la espera se hacía más insoportable, la desesperación crecía en su interior, igual que la angustia, incluso la paranoia, ya que empezaba a creer que el hecho de que cada día el sorteo se retrasaba un poco más de la hora prevista no era casualidad. No, su mente imaginaba una macabra confabulación de los organizadores en la que el retraso era más que deliberado para mortificar y atormentar a los participantes. Y ya fuese premeditado o no, cierto era que todos se desesperaban. 
     Aunque en esas largas horas de amarga espera al menos le quedaban las conversaciones mantenidas con los otros, gente de lo más variopinta, cada uno con sus propios motivos para estar allí, pero eso no hacía sino enriquecer al grupo. Poco a poco fue conociendo al resto de miembros, con algunos trabó una hermosa amistad, con otros apenas hablaba, pero cada día deseaba ansiosa que llegara la hora de acudir a la reunión para verlos a todos. Aunque, por encima de todo, lo que más deseaba era ser elegida. 
     Y ese deseo irracional estaba mucho más agravado aquella noche, pues aquel sorteo era distinto a los otros, sería el último; y si no era elegida entonces, no lo sería nunca. Nadie sabía con certeza el origen de aquel sorteo, pero había oído rumores de todo tipo, y la conclusión general que había podido formarse era que una vez finalizaran todos los sorteos, los organizadores y el club desaparecerían, se marcharían para no regresar jamás. Por eso había ido preparada, de una forma u otra, aquella sería su noche. 
     En esa ocasión no habló con nadie, no se acercó a ningún grupo para charlar hasta la hora del sorteo como hacía siempre, sino que permaneció sentada observando la sala: a derecha e izquierda había más asientos iguales al suyo, filas de sillas que terminaban en sendos estrechos pasillos que conducían al fondo de la sala, donde se ubicaban la puerta y los guardias armados. Entrar suponía aceptar las reglas del juego, y una vez que las puertas se cerraban, nadie podía irse del lugar hasta que el sorteo se celebrara y los elegidos cumpliesen lo pactado. Y para celebrar dicho sorteo, en la parte frontal había un escenario, elevado con una tarima e iluminado por potentes focos para que el espectáculo posterior pudiera ser bien visto por todos. Sobre el mencionado escenario, en una mesa de aspecto antiguo, reposaba la caja de donde se extraerían los nominados. Las manos no tan inocentes de los organizadores de cada evento extraían dos papeles con los nombres elegidos: uno sería la víctima, el otro, el verdugo. 
     Pero Rose tenía otros planes, aquella noche sería distinta, si ella no resultaba elegida, no lo haría ninguno. 
     Continuó sentada, observando cómo los corrillos se disolvían para ir ocupando sus asientos, pues habían visto a los guardias abrir las puertas para dejar entrar a los organizadores, lo que significaba que el acto comenzaría en breve. 
     Estos cruzaron la sala y se ubicaron tras la mesa antigua, ultimando detalles y colocando los afilados instrumentos. Se cercioraron de que el número de papeles con los nombres se correspondiese con el de participantes, para ello, un contador informático reflejaba en una pequeña pantalla dichos números. Mientras, los guardias bloqueaban las puertas y las cerraban con gruesas cadenas, solamente el repiqueteo de estas rompía el silencio que se había apoderado rápidamente de la sala. 
     Rose sonrió al escuchar el metal chocando. «Nadie saldrá de aquí. Nadie», se repetía mentalmente. No obstante, su felicidad no era completa, buscó con la mirada a aquellos que ya consideraba sus amigos y descubrió que todos estaban demasiado absortos en los preparativos como para darse cuenta de que ella los observaba. «Os echaré de menos», se dijo para sí. 
     El momento había llegado, las luces se atenuaron y los administradores procedieron a abrir la caja dejándola expuesta a las  cientos de miradas expectantes y ansiosas. Uno de ellos introdujo la mano dentro para coger un papel y después sacarlo, aunque no leyó el nombre, sino que dio un paso atrás y le cedió el sitio a su compañero. Este hizo lo mismo y cuando ambos papeles habían sido extraídos, se procedió a la lectura de los nombres. El primero sería la víctima, que, al aceptar las normas, había jurado someterse fielmente al destino que le fuera impuesto. El segundo nombre correspondía al que sería el verdugo, para quien había dispuestos una gran cantidad de instrumentos que prometían dolor y horror. Ese era el sorteo, ese era el pacto. 
     No obstante, ninguno de esos nombres fue el de Rose. 
     Víctima y verdugo se levantaron de sus respectivos asientos y, custodiados por los guardias, se dirigieron al escenario mientras los organizadores se retiraban a su privilegiado palco para disfrutar del espectáculo. 
     Todos estaban tan distraídos y embelesados viendo cómo la víctima era atada a la mesa de tortura mientras el verdugo escogía los instrumentos que iba a usar, que nadie se fijó en lo que hacía Rose: había sacado su móvil y empezaba a marcar un número en la pantalla táctil. Aparentemente podía parecer un acto inocente, pero todo tipo de comunicación con el exterior estaba prohibido, nadie podía contar lo que allí sucedía, formaba parte del pacto. Sin embargo, el número al que Rose llamaba no era de nadie, pertenecía a un antiguo teléfono móvil, de esos con teclas y pantalla en blanco y negro, pero aún operativo y con una excelente cobertura en el aparcamiento subterráneo del edificio donde se encontraban. 
     Marcó el último número y pulsó «llamar»; escuchó un débil tono al otro lado y acto seguido un gran estruendo que precedió al fuerte temblor y a las llamas que rápidamente devoraron la sala y a sus ocupantes a la par que la estructura de la edificación se venía abajo aplastando los cuerpos. 
     La explosión los mató a todos, pero Rose murió con una sonrisa en los labios.

lunes, 8 de abril de 2013

8º Lunes de Ortografía: Extranjerismos y Latinismos


Hello, guys! Este lunes vamos a ver grosso modo las novedades de la Ortografía de la lengua española (2010) respecto a los extranjerismos y latinismos, y ya vosotros motu proprio veréis si le hacéis caso o no, all right? Muy bien, pues después de esta introducción coña, ¡vamos allá!

En primer lugar, debemos saber que la nueva ortografía equipara por primera vez los extranjerismos (palabras o expresiones tomadas de otras lenguas vivas extranjeras) y los latinismos (palabras o expresiones procedentes del latín).

De este modo, extranjerismos y latinismos pasan a ser ambos préstamos que se incorporan al español de dos formas diferentes según decida el escritor:

Como extranjerismos o latinismos crudos, es decir, no adaptados al español, con su grafía y pronunciación originarias. Para distinguir el carácter foráneo de estas palabras, se escriben en cursiva (o redonda si el texto base está en cursiva) o bien entre comillas en textos manuscritos, y sin tilde.

Me encanta el ballet clásico.
No tengo aquí mi curriculum vitae.

Como extranjerismos o latinismos adaptados, es decir, modificados en su grafía o pronunciación para adecuarse a las convenciones gráfico-fonológicas del español. En este caso se escriben sin ningún tipo de resalte, en letra redonda, y se someten a las reglas de acentuación gráfica del español.

Me encanta el balé clásico.
No tengo aquí mi currículo vitae.

No obstante, los préstamos del latín sólo se escribirán en letra redonda y con tilde si así lo requieren cuando estén completamente adaptados a nuestro sistema ortográfico.

Algunas locuciones latinas formadas por varias palabras, en el proceso de adaptación, han acabado soldándose gráficamente (adlátere, etcétera, exabrupto, exlibris, exvoto, viacrucis).

Y eso es todo. ¿Qué os parece? ¿Os gusta más su forma como extranjerismos/latinismos crudos o en su forma adaptada? ¡Hasta la semana que viene! ;)